
La tercera parte de la franquicia creada por Eli Roth sobre el negocio de la tortura nos lleva a Las Vegas y el resultado es una película innecesaria sin innovación y curiosamente, violencia insuficiente.
La tercera parte de la franquicia creada por Eli Roth sobre el negocio de la tortura nos lleva a Las Vegas y el resultado es una película innecesaria sin innovación y curiosamente, violencia insuficiente.